Por Jorge S. da Silva|
Siempre he estado vinculado al mundo de las geociencias: geografía, geología y paleontología. Mis intereses fueron, la geografía, y en particular la geografía histórica del departamento de Tacuarembó, además de la paleontología del paleozoico del norte del país. El relevamiento paleontológico de las rocas sedimentarias del paleo continente de Gondwana, me ha permitido descubrir evidencias de la vida en rocas del paleozoico.
También nos hemos dedicado al rescate de fósiles –mamíferos– del Cuaternario. Buena parte de esta tarea se basó en trabajos de geólogos y paleontólogos del siglo pasado, a ello se debe agregar el aporte de vecinos de localidades del interior del departamento y colaboradores del Museo de Geociencias de Tacuarembó, además, de los valiosa aportes de los paleontólogos de la Facultad de Ciencias.
Introducción. Previo a la tarea de rescate del tronco fósil de Caraguatá, habíamos observado en la ciudad de Mata en el estado de Río Grande del Sur, la abundancia de troncos fosilizados, constituyen los elementos identificación de la misma. Posee un museo de sitio muy visitado por los turistas y delegaciones de estudiantes universitarios de todo Brasil. En la bandera del municipio está representado un tronco fósil y está terminantemente prohibido comercializar cualquier trozo de aquellas rocas.
En el norte de Uruguay se encuentran fragmentos de troncos de árboles fosilizados, usados en la construcción de casco de estancia en el departamento de Rivera. También en el departamento de Cerro largo aparecen en varias localidades fragmentos de troncos fosilizados. Hemos constatado la presencia de estos fósiles en amplia zona del este del departamento de Tacuarembó.
A nivel mundial son escasas las presencias de campos con afloramientos de troncos fosilizados, muchos de los cuales han sido transformados en museos de sitio, constituyendo lugares muy visitados por turistas y científicos, por ejemplo. El caso que hoy tratamos se ha basado en la noticia de presencia de troncos «hechos piedras» en la zona noreste de Caraguatá.
Objetivo del rescate es salvar el objeto fosilífero del natural deterioro, a la vez de lograr enriquecer el acervo paleontológico del país por su valor científico. Tarea que se realizó en el año 2007.
Antecedentes. Desde principios del siglo XX se tiene noticias de la existencia de troncos totalmente petrificados en los departamentos de Rivera, Tacuarembó y Cerro Largo. Vecinos de un campo de Caraguatá avisaron de la existencia de troncos hecho piedras. Se trata de un tronco de árbol totalmente petrificado de quince metros de largo; el mismo fue extraído, rescatado y acondicionado para su exposición en lugar público Interesa destacar que la naturaleza mineralógica (xilópalo) del fósil, le confiere extraordinaria dureza y refleja con mucha nitidez hasta los mínimos detalles de su anatomía y en particular su estructura celular, lo que sirve para su identificación a nivel específico.
El tronco fue extraído muy próximo al empalme de la ruta 6 con la 44, concretamente en el kilómetro 73,500 de la ruta 44, en Sarandí del Río Negro, próximo a Paso Mazangano. La roca que lo contenía corresponde a la formación Yaguarí de edad permo-triásica de aproximadamente 250 millones de años. Dicha unidad geológica se encuentra dentro del paquete de rocas que caracterizó al paleocontinente de Gondwana de naturaleza sedimentaria. Constituye un formidable testimonio de la mineralización de un tronco de árbol perteneciente a la flora de glossopterris de dicho paleocontinente.
Se creyó oportuno mantener el tronco fósil en el mismo pago donde se lo encontró, de esta manera procuramos que cada localidad cuente con elementos propios del lugar y por ello constituye objetos de identificación de los mismos.
Cronograma de actividades vinculadas al rescate del formidable fósil. La mayor parte del tronco estaba cubierto por capa de suelo horizonte A y pasto, la cual fue retirada cuidadosamente, permitiendo apreciar su verdadera dimensión. Llamó la atención lo fragmentado que se encontraba el tronco, fue una ventaja lo que facilitó su traslado y montaje. Para su destape total fue necesario realizar canales a ambos lados del fósil; y éste quedó como suspendido sobre la roca de base. Se extremaron los cuidados para no afectar con posible contaminación de las herramientas de acero (con el tiempo el óxido de las mismas alteraría el aspecto del fósil, afeándolo notoriamente). Ayudó mucho en la limpieza las frecuentes lluvias, que retiraron buena parte del resto del horizonte A del suelo.
Un trabajo verdaderamente artesanal fue liberar todo el material terroso que quedaba entre los fragmentos del tronco, a fin de facilitar su identificación y posterior traslado. Se identificaron y marcaron con lápiz graso cada uno de los ciento cuarenta trozos de más de un decímetro cúbico de volumen, además se fotografió pormenorizadamente cada tramo del tronco, esto fue de gran utilidad al momento del montaje en su lugar definitivo.
En el traslado en camión, fue necesario hacerle una cama de arena y aserrín para que el acero de la caja metálica no fuera a contaminarlo. También se tuvo especial cuidado con la velocidad del vehículo a fin de evitar el posible choque entre las piezas del tronco. Recordar que la naturaleza de la roca es muy resistente por el alto contenido de sílice, también es a la vez muy frágil. Acondicionado en un galpón, allí se procedió a su definitiva limpieza, pieza por pieza, trabajo que demandó varios días.Se construyó en la plazoleta de la Junta Local de las Toscas de Caraguatá una estructura lo suficientemente resistente para soportar el peso de todo el tronco fosilizado.
Se destaca, la extracción, rescate y montaje del tronco fósil estuvo a cargo de personal del Museo de Geociencias de Tacuarembó y colaboró muy eficientemente el personal de la Junta Local de Las Toscas de Caraguatá en la extracción y montaje del mismo.La determinación específica aún no ha sido realizada, esperamos en futuro cercano contar con especialistas en la materia para que realice los estudios pertinentes.
Artículo de Revista La Estrella, Tacuarembó