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todayjunio 21, 2025
¿Roy, qué pueden esperar las familias que asistan al espectáculo Circo Eléctrico de Ruperto Rocanrol durante las vacaciones de invierno?
Bueno, Ruperto Rocanrol es una banda que ya lleva 16 años de existencia. Tenemos un recital que hacemos habitualmente. Es más, como un concierto de banda. Pero en las vacaciones de julio siempre hacemos algo distinto, con argumento, personajes, proyecciones, etcétera. Ya habíamos ido al espacio, después viajamos en el tiempo… hicimos un montón de cosas.Y este año surgió la idea de hacer algo relacionado con un circo. Como somos una banda de rock, la idea fue llamarlo Circo Eléctrico, un poco en homenaje a algo que hicieron los Rolling Stones hace años. La idea es hacer un show que tenga elementos circenses, va a haber una presentadora de circo, domadoras, payasos, y también el sapo Ruperto —el personaje más conocido— que va a intentar hacer de mago y tratar de convertir a los músicos en conejos. Quién sabe cómo le va a salir eso…
También va a haber una doma de dinosaurios, cosas así. El Payaso Galletita, que es un payaso medio particular…Y, obviamente, toda gira en torno a las canciones. Tocamos temas, y hay como sketches o pequeñas escenas que van hilando una canción con otra, siempre apuntando a que las niñas, los niños y la familia en general disfruten.
Además, aparece como personaje una inteligencia artificial, encargada de controlar la calidad del espectáculo. Cada tanto, esa IA va a aparecer y medir la intensidad de los aplausos. Pero el tema es que, si no llegamos al 100 %, ¡se cancela el show! La inteligencia artificial se dedica a medir la calidad de los espectáculos, así que ya desde el principio va a plantear eso. Vamos a depender del apoyo del público, que le guste lo que estamos haciendo, porque si no… vamos a estar un poco complicados. Así que, bueno, eso redondea más o menos de qué va la historia. Hay algunas canciones compuestas especialmente para este espectáculo, además de los temas más conocidos de la banda.
Ruperto nació en tus libros. ¿Cómo fue el proceso de trasladarlo al escenario como ícono musical y teatral?
Bueno, eso fue hace mucho tiempo. El personaje del sapo Ruperto cumplía —ahora no me acuerdo exactamente— creo que 20 o 25 años, algo así. Era una de esas fechas redondas que suelen destacarse. Entonces decidimos hacer un show que se llamaba El cumpleaños de Ruperto. Durante años el espectáculo de vacaciones lo hacíamos nosotros solos. Al principio tocábamos con la banda, nada más, y yo contaba cuentos. Después empezamos a agregar proyecciones, fotos, dibujos… luego animaciones. Y más adelante surgió la idea de sumar algo más teatral. Hicimos algunas cosas, sobre todo Bruno, el baterista, y otras personas que se fueron sumando. Ahí nació la idea de incorporar al sapo, al personaje, de forma directa. Había un sapo antes, que era el que tenía la editorial, y lo mandaban a las ferias del libro o a las escuelas. Al final de los shows entraba, saludaba y bailaba un poquito, pero no hablaba. Después surgió la idea de que tuviera una participación más activa, más directa. Entonces tuvimos que buscar a un actor que diera con el personaje, que tuviera chispa, gracia, humor…
Ahí apareció Nicolás “Firu” Fernández, que estuvo durante años haciendo del sapo Ruperto. Por cierto, justo este año está muy complicado, porque está dirigiendo un par de obras. Así que este año convocamos a la actriz Cynthia Patiño, que va a interpretar a los distintos personajes de la obra. En fin…el pasaje fue simplemente buscar a alguien que pudiera hacer de sapo, que se ajustara al personaje en tono y estilo. Se hizo el traje, el disfraz, todas esas cuestiones. Y desde entonces el sapo quedó incorporado a los espectáculos, siempre cumpliendo algún rol especial. No siempre es el que resuelve todo, pero sí el que aparece para ayudar, salvar, intervenir…
Es un héroe, detective, etcétera. El que viene a darnos una mano. En este caso, va a intentar hacer trucos de magia para levantar la intensidad de los aplausos. Y ya te digo… hay que ver si le sale bien o no.
Este proyecto tiene también una dimensión familiar. ¿Cómo es trabajar en familia en una propuesta creativa y artística como esta?
Bueno, yo tengo cinco hijos. Los dos más chicos —que ahora ya tienen más de 30 años— fueron parte de esto desde el comienzo. La banda arrancó hace 16 años, así que eran bastante más jóvenes cuando se me ocurrió la idea de hacer música para niños. Yo ya era bastante conocido como escritor, y además tocaba en bandas de rock, de blues… pero eran actividades separadas. Entonces surgió la idea de hacer música para la infancia. Me dije: Bueno, puedo hacer algo yo solo con la guitarra, unas historias, unas canciones…Empecé a componer, pero enseguida me di cuenta de que yo toda la vida había tocado en bandas. Necesitaba otra cosa. Sentía que no me alcanzaba solo con la guitarra. Ahí fue cuando pensé en mis hijos… el más chico estudiaba batería desde hacía años, y el otro tocaba teclado, piano desde niño. Entonces les propuse armar un grupo para tocar esas canciones. Y así nació Ruperto Rocanrol. El tema era que, claro, en una banda la relación entre músicos es distinta a la de una familia. Entonces llegamos a la conclusión de que, para que funcionara, dentro del grupo teníamos que ser simplemente integrantes de una banda, no padre e hijos. Todos teníamos que tener la misma voz y voto, y las decisiones las tomábamos entre los tres. Y funcionó muy bien. Fuera de la banda se retoman las jerarquías familiares, claro.
Pero dentro de la banda, yo soy uno más. Sí, soy el que compone, el que escribe los guiones y esas cosas…Pero ellos también hacen arreglos, proponen cambios, opinan.
Participan muchísimo en todo lo que hacemos. Ahora estamos en una nueva etapa… ya suben al escenario los nietos, que vienen a ser la nueva generación de Ruperto Rocanrol. Algunos ya están más grandes y cantan desde hace años; cuando eran chiquitos también participaban. Se han criado al costado del escenario, en las pruebas de sonido, entre bambalinas, como quien dice. Una vez hacíamos un espectáculo en La Trastienda, y la madre de uno de ellos era quien manejaba las proyecciones. El bebé estaba en un corralito detrás de la cortina. Dio sus primeros pasos ahí, en La Trastienda. Esos niños crecieron prácticamente arriba del escenario.
Ruperto siempre tuvo humor, pero también guiños críticos. ¿Cómo maneja ese equilibrio para que funcione tanto con niños como con adultos?
Creo que en todo lo que hacemos siempre hay como una especie de juego en dos niveles. Hay cosas gráficas o situaciones que son graciosas para niños, y otras que apuntan más al humor adulto. A veces los niños las entienden, pero son los padres los que se ríen. Siempre nos planteamos eso, porque la idea es que todos se diviertan, no solo los niños. A mí me pasaba cuando mis hijos eran chicos, que los llevaba a ver una obra de teatro infantil y era todo… el bichito, el payasito, el blablablá… y los niños estaban atentos, pero vos te querías matar. Pensabas: ¿Cuánto falta para que termine esto?
Porque no te llegaba, no te movía nada. Entonces nuestra idea fue jugar con eso, que funcione en distintos planos. Que los adultos también se diviertan, igual que los niños. Y sobre lo crítico… Yo creo que en general los uruguayos tenemos un humor medio ácido.Tenemos un humor medio sarcástico, burlón. Y Ruperto es así. A veces decimos cosas que, dependiendo del tono, pueden ser un insulto o un elogio. Me ha pasado de ir al exterior y decir algo, y que todos se me queden mirando… Como… ¿Esto era en serio o en broma? Y el sapo es un representante de ese tipo de humor. Aunque tiene libros publicados en Argentina y allá funciona muy bien, creo que tiene un humor muy uruguayo.
¿Cómo ve hoy el panorama del teatro y la música para niños en Uruguay? ¿Cree que se valora lo suficiente desde las políticas culturales y educativas?
Mirá, primero que nada, ha habido cambios. Según el signo político de los ministerios o los gobiernos, hay épocas con más o menos apoyo. Nosotros venimos de un período donde no hubo mucho. Hubo recortes de gastos, menos apoyo. Ahora tenemos la expectativa de que vuelva una etapa con más impulso en esos temas.
Fuera de eso, Uruguay es un país donde tanto el teatro como la música funcionan muy a pulmón. Los músicos y la gente de teatro están acostumbrados a arreglárselas por su cuenta, a arriesgar, a trabajar en otras cosas para poder vivir…Lo hacen desde la vocación.
De pronto están dos meses ensayando para una obra y después van diez personas a verla. Y es así. Con los músicos pasa lo mismo. Entonces, uno no espera demasiado de afuera, pero cuando hay apoyos, se valoran mucho. En este momento hay algunos fondos —concursables, por ejemplo— que creo que van a volver a tener un rol.
También hay apoyos desde las intendencias, que organizan y promueven espectáculos, y eso está bueno. En cuanto al teatro para niños, es un gran reconocimiento el Premio Florencio Infantil. Nosotros tuvimos la suerte de ganar como Mejor Espectáculo Musical.
Por cierto, ¿qué significado tuvo este reconocimiento para ustedes, para el equipo?
Nosotros ya habíamos ganado un premio por la música de Los cuentos de la selva. Fue un espectáculo que hicimos con el Ballet del Sodre y la Sinfónica Juvenil. Habíamos compuesto la música, y estaba el sapo Ruperto también. Pero así, como Ruperto Rocanrol específicamente, es la primera vez que ganamos. Y fue totalmente inesperado para nosotros, porque lo nuestro es una propuesta muy independiente. Trabajamos con una productora que nos da una mano, pero es básicamente una empresa familiar y de amigos. Y competíamos con obras muy grandes, algún tipo Disney, que habían agotado todas las funciones, espectáculos con otra estructura, digamos. Estaban nominadas en la misma categoría que nosotros. De hecho, fui con mi señora convencido de que no íbamos a ganar nada. Teníamos como cinco nominaciones: escenografía, música, dirección, etcétera. Pero ya te digo, estábamos ahí, muy tranquilos, como diciendo: cuando termine esto, nos vamos. Y de pronto, cuando dijeron que habíamos ganado… yo no lo podía creer. Me quedé en shock, realmente. Fue una sorpresa muy, muy grande y muy emocionante, la verdad. Me alegró muchísimo, porque lo siento también como un reconocimiento a toda esta historia. El año pasado cumplimos 15 años haciendo esto, y yo qué sé… Si bien los premios no te cambian la vida, sí te dan esa sensación de reconocimiento. Y todos quedamos muy contentos.
Después de 15 años de trabajo, ¿qué le sigue inspirando?
A mí siempre me gustó inventar historias y hacer canciones. Es algo que me nace, que me sale naturalmente. Lo que necesito, a veces, es un disparador. Por ejemplo, este año estábamos pensando… ¿Qué hacemos? Uno de mis hijos dijo: ¿Y si hacemos algo relacionado con un circo? Fue como… ¡pum!, surgió todo. Pensamos: Ah, un circo… enseguida empezamos.. bueno, tiene que haber una canción de presentación, una del payaso, una de magos… ahí me siento a componer. Siempre hago cosas para algo concreto. Si no tengo un compromiso con una editorial, o no hay un espectáculo por armar, es muy raro que me siente a escribir un libro o hacer canciones porque sí. A veces me pasa que digo… Me gustaría grabar un disco solista, y ahí sí, me pongo a componer como loco. Pero necesito tener una meta, un desafío, algo que me empuje a hacer.
RR-El Circo Electrico-redes-3.mp4
Escrito por hiperactivafm
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