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Noticias Nacionales

Se necesita aplicar un Plan Marshall para los barrios

todayjunio 29, 2025

Fondo


Hubo algunos anuncios de políticas focalizadas. ¿Esto puede tener algún impacto real en reducir esos guarismos de desigualdad?

Lo que está anunciado hasta ahora fue un compromiso de campaña que no sé cuándo se va a efectivizar, pero está comprometido ya este incremento del 50 % de la tarjeta social del Mides, que es una medida que está bien orientada hacia un grupo de población particularmente vulnerable, pero es una medida de impacto muy limitado por estar súper focalizada, ya que llega a los 80 mil hogares de los más vulnerables del Uruguay. Ese incremento en la transferencia va a tener impacto, bastante moderado (aunque incremento del 50 % sí es un incremento sustantivo), pero no creo que mueva la aguja en materia de pobreza, ni siquiera el indicador, porque de hecho estos usuarios están tan lejos de la línea de pobreza que incluso a veces, aún con la transferencia, con este incremento, tampoco llegan a ella.

Hay otras medidas que están anunciadas, como las becas, el aumento de las asignaciones familiares, que pueden tener algún impacto un poquito mayor, pero hay que ver qué va a pasar en términos de diseño y dónde van a terminar impactando efectivamente.

A priori no se visualiza ninguna política donde digamos “acá hay un despliegue que puede tener un impacto sustantivo en pobreza”, y menos aún en la desigualdad. Hay un conjunto de políticas que pueden impactar en esos hogares que pueden hacer que lleguen o no a la línea de pobreza, que pueden ayudar a salir de esa situación con más igualdad.

Estamos hablando de notas un poco más complejas que involucran la pobreza, pero que la exceden, porque involucran también a los hogares más ricos y de más ingresos, y ahí no hay ninguna política que yo vea, por lo menos a priori, que pueda tener un impacto inmediato en materia de desigualdad.

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Mauricio De Rosa es doctor en Economía y docente grado 3 en la Facultad de Ciencias Económicas e investigador del Instituto de Economía.

Típicamente las políticas tributarias son las que pueden incidir en al menos moderar el crecimiento de los ingresos de los hogares más ricos. Tal vez por el lado de la negociación colectiva sí hay un esfuerzo de alguna forma de acelerar el crecimiento de salarios más sumergidos y eso puede tener algún impacto distributivo en desigualdad. Por ejemplo, en el 2005, 2006, 2007, donde tenías las transferencias monetarias, el IRPF y el IAS que moderaban el crecimiento de los ingresos del usuario más rico, tenías además la negociación colectiva que estaba instalada, que tenía mucho poder de fuego para reducir la desigualdad y un crecimiento del empleo y crecimiento económico que era muy vigoroso, entonces todo ese paquete hacía que la desigualdad se redujera muy rápidamente. En este caso no se visualiza algo de esa naturaleza.

La apuesta parece ser crecer, apostar todas las baterías a tener un crecimiento que sea sustantivo, el 2 % o 3 %, y con el espacio fiscal que se genera con ese crecimiento económico, con la caja que uno hace cuando la economía crece, intentar aplicar políticas de rebatimiento de la pobreza. Pero esta apuesta, que ha sido reiterada por parte de actores de gobierno permanentemente, es una apuesta que, si sale bien, puede mover la aguja, pero está demasiado subordinada al crecimiento económico. Si vos no tenés crecimiento, no tenés cómo aplicar políticas y no tenés cómo abatir efectivamente la pobreza y la desigualdad.

Las políticas que mencionó se decía que venían con viento de cola en otro marco internacional.

Está bien para la discusión distributiva, la desigualdad y la pobreza. Claramente cuando hay crecimiento es todo más fácil. Cuando vos crecés, están creciendo los ingresos promedio de la población y eso también impacta en muchos casos en los hogares más pobres, aunque no es automático, pero con políticas adecuadas uno puede transformar ese crecimiento en caída de la pobreza, y hasta que caiga la desigualdad es más fácil porque basta con que los hogares más ricos crezcan un poco más lento que los hogares más pobres. Es decir, nadie tiene que perder para que otros ganen. No es un juego “suma cero”. Entonces, cuando hay crecimiento económico, todo es más sencillo. Cuando no hay crecimiento esto es más complicado, porque ahí bajar la desigualdad, incluso bajar la pobreza, si el ingreso no creció, para que crezcan unos van a caer otros, y ahí se pone todo un poco más en tensión social y política. Entonces el crecimiento es importante.

No es mi especialidad, pero ciertamente en un país pequeño y periférico como Uruguay las condiciones internacionales son clave para todo esto. Entonces uno tiene que pensar en una estrategia de inserción internacional que de alguna forma te permita dar un salto en materia de crecimiento económico, que es complicado en este contexto. Da la impresión de que sin algunas apuestas disruptivas, sin tomar algunos riesgos en materia de sectores de actividad, con una apuesta mayor y a largo plazo, va a ser muy difícil seguir pensando en crecimiento apoyado exclusivamente en la exportación de materias primas, aunque tengan algo de transformación y valor agregado considerable. Apoyarse solamente en eso parece un poco limitado, pero, volviendo a la discusión distributiva, yo creo que este tema del crecimiento y en qué medida favorece o no la caída de las desigualdades es delicado, pero al mismo tiempo tenemos que pensar que cualquier política redistributiva primero necesita sí o sí el crecimiento económico y además no tiene por qué necesariamente implicar un perjuicio para el crecimiento económico.

Hay como una idea muy establecida, que está en el debate público, que se presenta como una verdad revelada, como una cosa que está escrita en piedra, y es que las políticas redistributivas pueden ser mejores o peores, más justas o menos justas, pero en el fondo siempre son un problema para el crecimiento económico, y que uno, cuando hace redistribución, termina perjudicando, al menos en parte, las posibilidades de crecimiento económico. Eso se dice así y tiene un poco de sentido, pero no es tan claro que sea así y la evidencia con la que contamos es por lo menos mixta. Hay algunos tipos de políticas tributarias que pueden no ser necesariamente tan perjudiciales para el crecimiento económico. Por ejemplo, la evidencia que hay para Uruguay sobre el IRAE, impuesto para las empresas, uno no puede hacer ninguna locura porque ahí sí puede tener un impacto a la inversión y el crecimiento económico. Pero los impuestos a las herencias y al patrimonio son impuestos que pueden no generar un perjuicio demasiado grande en materia, por ejemplo, de inversión o de creación de empleo.

Para un país como Uruguay, la evidencia sobre lo que la gente hace cuando se le cobra un impuesto, en general tiene más que ver con lo que dicen que hacen que con lo que hacen. O sea, cuando se le pone el impuesto cuando va a declarar, la persona declara que tiene menos patrimonio o tiene los activos en una forma y no en otra. Como que un poco dibujan su situación real para pagar menos impuestos, pero no cambian lo que hacen efectivamente, o sea, no cambian lo que invierten, no cambian lo que ahorran… las variables reales.

Claro, si lo que declaran es distinto, eso tiene un impacto, porque recaudás menos, pero sencillamente porque ellos evaden o eluden impuestos. Entonces, para la cuenta de la recaudación sí tiene sentido pensar en cómo la gente responde, pero para la cuenta de la inversión del empleo no es tan claro que ellos respondan negativamente. Entonces uno puede pensar perfectamente en instrumentar algunos tipos de políticas redistributivas, como u n impuesto al patrimonio para financiar transferencias monetarias a hogares con menores pobres. En realidad la evidencia que hay sobre los efectos que tienen los impuestos a los ricos sobre el crecimiento económico, sobre el empleo, es muy modesta, y en cambio la evidencia que tenemos sobre cómo afecta las transferencias monetarias y las políticas de primera infancia es abrumadora en el sentido de que el impacto es sumamente positivo en lo inmediato y en largo plazo, siendo visibles 20 años después.

Entonces cuando pensamos en todo este embrollo de crecimiento y la distribución, yo creo que nos jugamos la ropa en que el debate sea un poquito más sofisticado y no este debate rudimentario que tenemos por momentos donde parece que yo quiero ser más más radical y poner más impuestos, y para ser menos radical, menos impuestos; que si yo pongo más impuestos voy a perjudicar la economía y si pongo menos impuestos voy a favorecer, y eso nunca es lineal, siempre es mucho más complejo y esto se juega en los detalles.

Entonces yo creo que hay amplio margen para pensar en reformas tributarias y en reformas del sistema de protección social en general, en reformas de las políticas de empleo que puedan permitir que, incluso con un crecimiento más o menos magro, se puedan generar algunas mejoras distributivas que Uruguay necesita; necesita mejorar su distribución de ingresos y, sobre todo, mejorar su número de pobreza, porque nos estamos dando colectivamente un tiro en el pie con la pobreza que tenemos, sobre todo en la pobreza infantil. Uruguay tiene que determinar un conjunto de políticas que puedan ser muy favorables para el mediano y largo plazo, incluso para el crecimiento económico de mediano y largo plazo, sin perjudicar necesariamente nuestra posibilidad de crecimiento económico en lo inmediato.

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Entre la pobreza y la esperanza: la infancia y la adolescencia en Uruguay.

Entre la pobreza y la esperanza: la infancia y la adolescencia en Uruguay.

¿Cómo ve la propuesta del PIT-CNT de un impuesto del 1 % al 1 % más rico de la población?

Por lo que estuve viendo, es una respuesta que va muy en línea con un trabajo que hicimos acá en el Instituto de Economía, junto con Joan Vilá (https://iecon.fcea.udelar.edu.uy/es/autores/item/dt-14-24-taxing-the-rich-in-latin-america-revenue-and-distributional-effects-of-a-wealth-tax.html?category_id=54), que es un trabajo que justamente buscaba cómo cuantificar la recaudación y el efecto distributivo probable de un impuesto del 1 % al 1 % más rico, un trabajo que hicimos para Uruguay, Chile, Colombia y México que de alguna forma buscaba responder a estas preguntas: ¿Cuánto puede recaudar y qué efecto distributivo tiene? ¿Qué efecto sobre la desigualdad tiene? Puede ser increíble pero no sabíamos eso, una pregunta de la que no teníamos clara la respuesta y porque no es sencillo, ya que la información es muy escasa y muy opaca.

Incluso considerando las respuestas comportamentales de lo que la gente hace para evitar pagar el impuesto, considerando eso, un impuesto del 1 % al patrimonio del 1 % más rico recaudaría algo así como el 1 % del PIB, que es una cantidad de dinero muy sustancial. Eso es para Uruguay, pero también para otros países.

Así que digamos, desde el punto de vista de la factibilidad de esta propuesta, la recaudación potencial me parece que es una propuesta razonable porque es una cantidad sustancial de dinero que sin duda ayudaría en el frente fiscal y también en el frente de las políticas públicas. Incluso, si no es 1 % del PIB y si por x razones la recaudación fuera menor, igual estamos hablando siempre de sumas muy sustanciales; medio punto del PIB son unos 400 millones de dólares.

Las estimaciones que tenemos más confiables dicen que el 1 % más rico tiene el 40 % de patrimonio. Las estimaciones más conservadoras, que estamos seguros de que están mal, hablan de que el 1 % tiene el 25 % del patrimonio, que igual es una cantidad disparatada. Entonces, evidentemente hay una cantidad de patrimonio ahí muy grande en ese grupo de población tan chiquito; o sea la base imponible, el botín, para ponerlo en términos como muy tontos y muy sencillos, es realmente muy grande.

Me parece bien pensar en un impuesto al patrimonio porque Uruguay tiene muchas dificultades para gravar el patrimonio, sobre todo de las personas físicas. Igual tiene un impuesto al patrimonio de las personas físicas que es mínimo, que no lo paga nadie y que no tiene ningún efecto redistributivo. Uruguay debería pensar en incorporar esto, pero también debería pensar en incorporar un impuesto a las herencias. Debería pensar en subir las tasas del IRPF, sobre todo el IRPF categoría 1 a los dividendos, cuando las empresas distribuyen dividendos, o sea, la ganancia a los accionistas, gravar ahí más fuertemente. Eso paga 7 % del IRPF, se puede subir a 12 % como para los alquileres y sería una cosa muy razonable. Dicho sea de paso, toda la evidencia que tenemos también muestra que los impuestos de los dividendos a esa distribución de utilidades a los dueños, a diferencia de lo que pasa con el IRAE, no tiene ningún efecto en la inversión, ni en el empleo.

Entonces, con una combinación de impuestos de patrimonio, un impuesto de herencia moderado y algunas modificaciones menores en el IRPF, no es para nada ridículo ni descabellado pensar en una recaudación de más del 1 % del PIB, que podría ser muy útil, ciertamente, para el frente fiscal, que viene complicado, pero aún más para políticas redistributivas que Uruguay necesita.

¿Qué desarrollo vamos a estar planificando con un país con 1/3 de pobreza infantil? Esto no se resuelve con sintonía fina, con un ajuste de perillas mínimo, con mejores diseños de las políticas. Esto requiere una cantidad de dinero sustancial. Esto requiere un Plan Marshall para los barrios, o sea, ir con una cantidad de recursos, transferencias monetarias, políticas de empleo, política educativa, de vivienda, para mover la aguja realmente.

¿Qué otras políticas, además de las transferencias monetarias, serían necesarias?

Ningún instrumento ni tributario ni de combate a la pobreza, por bueno que sea, si es considerado en aislamiento, va a mover nada. Siempre pensamos en una batería de políticas públicas muy ambiciosas que hay que jugar en toda la línea de frente. Transferencias, políticas de empleo, vivienda, educación, salud… Yo creo que el paquete básico tiene 3 grandes componentes que son: transferencias monetarias, políticas de empleo y políticas de cuidados.

Las transferencias, porque son increíblemente efectivas, o sea, llegan rápido a la población que tienen que llegar y eso tiene impacto inmediato y duradero, persistente en la vida de las personas; así que las transferencias nunca pueden estar fuera de la discusión y de hecho Uruguay necesita ampliar la cobertura e incrementar sustantivamente los montos de las transferencias monetarias. Otros programas previstos son las políticas de empleo. Hay un equivalente como a la renta universal que está bastante en discusión en el mundo, que es esto del empleo garantizado por el Estado, que es esta especie de políticas a las que cualquier persona que quiera trabajar por un salario mínimo puede acceder. Obviamente son políticas muy caras, sobre todo cuando Uruguay tiene una tasa de desempleo que es bastante alta. Llenar toda esa brecha sería muy caro, pero sí deberíamos pensar en tener una política de empleo mucho más protegida, más ambiciosa, porque tengo que pensar en algunas decenas de miles de trabajadores que de otra forma difícilmente podrían integrarse en el mercado de trabajo. Y después los cuidados, porque son en sí mismos una cosa importante para la vida de las personas y para la calidad de vida, sobre todo para el cuidado de los niños y niñas, para que las mujeres en particular puedan desarrollar sus vidas de forma mucho más razonable, libre, con mayor poder de decisión.

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Más ricos llegan a Punta del Este.

Más ricos llegan a Punta del Este.

Foto: FocoUy

¿Si ese crecimiento no llega, debería igual el país apostar a una política redistributiva de los recursos que hay?

Sí, ciertamente. Primero por una razón ética que es la de primer orden, que es atender este problema de pobreza muy serio, de pobreza infantil que no tiene ningún tipo de justificación. Es imposible argumentar que eso está bien desde ningún punto de vista. Entonces, por un tema ético y de justicia, Uruguay debería intervenir rápidamente y desplegar políticas para abatir la pobreza infantil, por lo menos sustantivamente. Pero además porque nos conviene, es lo que es conveniente hacer. Insisto, Uruguay no tiene posibilidades de desarrollo futuro con 1/3 de los niños por debajo de la niña de pobreza y con un tanto más que están igual en condiciones de privación material seria, aunque no sean pobres. Entonces Uruguay tiene que hacer esa apuesta. Yo decía que con crecimiento económico es todo más sencillo y por eso hay que ser cuidadosos con el crecimiento, no romper la maquinita de la economía, ser cuidadosos con los instrumentos que uno elige porque hay una amplia variedad de instrumentos y uno tiene que ser muy estratégico en qué usa y qué no en cada momento. ¿Cómo ordena la política tributaria?, cómo ordena la política, incluso, redistributiva?

Uruguay tiene que jugar la ropa, tiene que intentar algo para mejorar los números que tiene en materia de pobreza y desigualdad porque va a ser muy complicado que logremos salir de esta dinámica de bajo crecimiento económico y de su desarrollo relativo, por lo menos en el mediano y largo plazo.





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Escrito por hiperactivafm


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