Hace 30 años que lo denunciamos claramente y con miles de ejemplos concretos.
Las intendencias de todos los departamentos del Uruguay, son una especie de comités políticos del color del intendente de turno.
No he tenido éxito. Me he enfrentado a todos sin el menor éxito.
Un día en Minas de Corrales, departamento de Rivera, una señora me dijo:
«Bonica, usted se tiene que dar cuenta que los momentos electorales son nuestras zafras. Es el único momento que tenemos los ciudadanos para lograr que se hagan cosas que venimos pidiendo durante años» me dijo con mucha seguridad.
«Trate que nunca más se unan las elecciones nacionales, departamentales y balotaje en un solo día, ya que perdemos posibilidades de esa manera» culminó.
Para las internas consiguen algo.
Para las Nacionales hay otras cosas para conseguir.
Rezan que haya balotaje, porque si no hay, se pierden una muy buena oportunidad.
Y en las departamentales están cara a cara con sus pares, sus vecinos.
También las alcaldías y su elección es un buen motivo para pedir alguna cosa más.
Y el intendente se transforma en un señor feudal.
Nadie los controla, el tribunal de cuentas es una risa, no sirve para nada.
Observan un gasto, se lo reiteran y listo, una payasada.
En estas elecciones, los candidatos reparten cargos, prometen direcciones, todo a destajo, un disparate, algo inmoral.
Todo es un negocio, y lo peor, es que es con la plata nuestra.
Las elecciones se definen de acuerdo a lo que dan cada uno de los candidatos o prometen.
Entre ellos hablan y dicen: «Este va a ganar porque tiene el aparato».
¿Saben cual es el aparato?
La intendencia, dar trabajo, solucionar problemas, sacar multas, regalar libretas de chofer, conseguir lugares en Montevideo en los hogares estudiantiles, ese es el aparato.
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