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Deben haber experimentado una sensación única… Estar ahí en ADM, por la módica suma de 1000 dólares, y ser parte de una cohorte de elegidos por parte de este burócrata del Fondo Monetario Internacional recién importado de Rumania, made in Uruguay.
Tolosa no fue a decirles que pensaba que eran unos giles que tenían la plata en la banca offshore en vez de depositarla en plazo fijo en pesos uruguayos en el BROU, como lo hacía él con los ahorros de sus 90 meses en el FMI. No, ni ahí. Les hizo saber que lo que hacían al optar por refugiarse en el dólar es por padecer una curiosa y desgraciada “distorsión cognitiva” que esta Administración se ha encomendado corregir.
Se refirió al objetivo que él anunció de llevar la inflación al 4,5 % anual, y que como nadie, ni siquiera el Pacha, lo paró en seco, ya lo coloca en el pedestal de “política de Estado”.
Tolosa utilizó como ejemplo de esa “distorsión” el hecho de que los uruguayos prefieran invertir en dólares a pesar que el peso uruguayo viene fortaleciéndose. Tal vez el conferencista imaginó que habría que entornar las puertas del ballroom porque, como en estampida, los ricos dispararían a retirar 62.000.000.000 de dólares de las Islas Vírgenes o de otra vírgenes del planeta para depositarlas aquí en pesos uruguayos constantes y sonantes.
No tomó en cuenta que los uruguayos no pueden colocar su dinero en las generosas tasas en pesos que paga el Banco Central a bancos, AFAP e inversores extranjeros, y deben contentarse con las tasas ofrecidas por los bancos al público en general, que normalmente representan más o menos la mitad. Tal vez menos que la mitad. La diferencia la captan los bancos y la giran como dividendos al exterior, todo gracias a la generosidad del BCU hacia la banca extranjera. Pero esto es harina de otro costal, o del mismo costal, pero es música para tocar otro día.
Pero eso no fue todo para el funcionario intergaláctico que vino de Transilvania a curarnos la disociación cognitiva. No habiéndole alcanzado con diagnosticar la perturbación psiquiátrica del empresariado y marcarle la cancha al sistema político, apuntó a la ciudadanía en general. Para el representante del FMI en Rumania, no sólo los empresarios son orates, en realidad todos los uruguayos estamos “atrapados en patrones mentales que nos desconectan del país que queremos”, que por otra parte no es otro que el que Tolosa nos puede brindar empaquetado para regalo con moñito y todo…
El presidente del BCU apunta claramente a la pauta salarial. Como la idea de desindexar salarios quedó momentáneamente descartada, la única manera que le queda para bajar los salarios nominales es convencer a los trabajadores de que la inflación futura va a ser la mitad de la que vienen experimentando consistentemente en los últimos 20 años.
¿Qué es lo que cambió? Para todo el mundo, salvo Tolosa, nada. Pero Tolosa seguramente tiene una alta opinión de sus capacidades y cree que nos va a convencer de que solo con sus palabras alterará las leyes de gravedad económicas a las que estamos acostumbrados. Este Tusam del siglo XXI nos quiere hacer levitar, haciéndonos creer que la inflación esperada no es la que pensamos todos, sino la que él tiene en la cabeza y todos debemos compartir. En efecto, para Tolosa las pautas salariales deben basarse en “proyecciones de inflación informadas y ancladas en el BCU”. Léase, las que determine esa misma institución que debió ser capitalizada el año anterior luego de haber perdido 1.500 millones de dólares jugando a la Reserva Federal y uno vaya a saber qué más. Dólares que fueron todos a enjugar la deuda externa que no crece con el magro incremento salarial recibido por los trabajadores, como nos lo demostró nuestro querido Danilo Astori, que empiezo a creer que era Dios.
Cansado de promover en sucesión los modelos de Nueva Zelanda, Irlanda, Singapur, Australia e India, Munyo nos propone ahora entablar una suerte de relaciones carnales con Estados Unidos.
Es así que el director ejecutivo de CERES, instituto afiliado a la Red Atlas, nos convocó a actuar “estratégicamente” arrimándonos a Estado Unidos, invitando a la Administración Trump a enviar inmigrantes expulsados a nuestro país y dejando de impulsar inversiones chinas. Algo que llama la atención, ya que eso va en contra de los intereses del sector agropecuario, incluidos los de grupos fundadores de CERES que fueron los que impulsaron que Uruguay reconociera a China durante el primer gobierno del presidente Sanguinetti.
Daría la impresión de que los directivos de la Asociación Rural del Uruguay estaban todos muy distraídos preocupados por María Dolores y masticando el filet mignon con salsa de cerezas, y no se dieron cuenta de que su economista estrella les estaba planteando atar la ganadería nacional al mercado estadounidense. Munyo no tiene en cuenta que dos frigoríficos que estaban cerrados hasta hace poco tienen todas sus esperanzas en fondos que están llegando de China para pagar proveedores y empleados con el fin de dejarlo listo para la exportación. Tampoco tiene en cuenta que el Frigorífico Florida, en el que una familia argentina del rubro apostó cifras millonarias en dólares para su reapertura, debió cerrar cuando China le retiró el permiso de exportación. ¿Cuál es el juego, Munyo?
Pero el dislate máximo es cuando se pone a opinar de políticas de seguridad, haciendo un llamado a colaborar con la DEA, como si los servicios de seguridad e inteligencia no lo hicieran ya, como lo hacen con otros servicios de países amigos. Munyo pensará que si le delegamos todo a la DEA se nos resuelve el problema del narcotráfico. Seguro no sigue los desarrollos de Colombia y Perú.
Ya que estamos en la geopolítica que aconseja Munyo, podríamos dolarizar y eliminar el Banco Central, Antel, el BROU, ANCAP, la refinería, Punta del Este, las aduanas y el puerto, la bandera, el escudo, el cerro, el buey, el caballo, el olivo, el laurel y el sol naciente, y nos ahorraríamos unos cuantos sueldos en el BCU y, sobre todo, la razón de ser de CERES.
Pero, mal que les pese, “se acabaron los otarios”, que en otros tiempos había. Los otarios de hoy en día no son giles, al contrario.
Escrito por hiperactivafm
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