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La propuesta de Cancela parte de una visión clara: Uruguay necesita una universidad que, además de cumplir con su función principal —ser un órgano de generación de conocimiento—, funcione como un actor clave en la construcción de soluciones para el país. En diálogo con Caras y Caretas, el candidato sostuvo que este objetivo solo es posible mediante una institución “cada vez más participativa”, “más democrática”, “con mejor organización interna” y que “esté escuchando las necesidades del país”.
Su programa, que se titula “Por una universidad participativa y comprometida con el país”, se estructura en torno a cuatro ejes. El primero apunta a reforzar las funciones universitarias clásicas —enseñanza, investigación y extensión— y, a la vez, promover una mayor integración entre ellas. Entiende que aún queda mucho por hacer en términos de “integralidad”, un concepto que para él debe traducirse en sinergias entre las actividades que realizan estudiantes y docentes, algo que “todavía en pañales”. Por eso, propone avanzar hacia una curricularización creciente de la extensión y la investigación en los procesos de enseñanza, para potenciar la calidad académica y la pertinencia del conocimiento.
El segundo eje de su propuesta refiere al vínculo de la Universidad con el país. Plantea que la Udelar debe tener un papel protagónico en la construcción del Sistema Nacional de Educación Pública: “Es un compromiso que la Udelar ya tiene, junto a la ANEP y la UTEC, pero creemos que en la coyuntura actual hay más posibilidades de lograrlo”. Esta articulación, señala, “permitiría una educación pública reforzada, de una calidad cada vez mayor y generalizar el acceso a la educación superior en todo el territorio nacional”.
También propone fortalecer los vínculos con el sistema de salud, no solo con el Hospital de Clínicas, sino con las facultades con función asistencial como odontología, psicología, etc., apostando a “la construcción de un país donde el acceso a la salud sea cada vez más democrático e igualitario”. Asimismo, remarcó la relevancia estratégica de fortalecer el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación como motor de desarrollo humano, identidad y soberanía, recordando que “la Udelar aporta más del 80 % del conocimiento que se genera en el país” y afirmando “el compromiso reforzado de trabajar con las otras instituciones para impulsar crecimiento del ecosistema”.
Un tercer eje apunta a transformar a la universidad en un lugar “digno de habitarse”, mejorando las condiciones de estudio y trabajo, afectadas por el actual desequilibrio entre la creciente matrícula estudiantil y la falta de aumento en la cantidad de funcionarios y docentes. Plantea que “es muy importante trabajar con el Poder Ejecutivo y el Legislativo para lograr un refuerzo presupuestal consistente” que debe reflejar las necesidades reales y estar orientado a reforzar becas, alimentación, vivienda y salud mental. Además, propone mejorar las trayectorias laborales mediante carreras docentes y funcionarias bien estructuradas, así como “avanzar en la reducción de desigualdades mediante una perspectiva interseccional que tenga en cuenta el género, las comunidades racializadas, la discapacidad, la migración y la salud mental”.
Fortalecer el cogobierno es el cuarto eje de trabajo que propone Cancela, en el entendido de que “es la herramienta adecuada para continuar los cambios en la universidad”. Valoró que las transformaciones que experimentó la Universidad desde el fin de la dictadura, como el crecimiento de la matrícula, la diversificación de carreras, la expansión al interior del país, la promoción de la investigación de calidad, el desarrollo del régimen de dedicación total, la extensión universitaria, los cambios normativos en la ordenanza de grado y el Estatuto del Personal Docente fueron posibles gracias al cogobierno y a procesos colectivos de reflexión y debate.
Para el candidato, fortalecer el cogobierno implica, “dar a los colectivos los tiempos necesarios para las reflexiones, respetar y poner en el centro la toma de decisiones de los diferentes órdenes, dar los espacios físicos para los centros de estudiantes, gremios de docentes y funcionarios. Lograr que la gente que participa sienta que su participación es parte de las decisiones de la institución”. También propone abrir otras oportunidades de participación por fuera del cogobierno y buscar una mayor integración de las y los egresados, a través de espacios de intercambio y educación permanente, evitando que la relación con la institución se corte al obtener el título. Según Cancela, ese desafío requiere también de acciones concretas de comunicación y de creación de espacios que permitan ese aporte continuo.
Con una mirada más amplia, plantea la importancia del rol que puede asumir la Universidad en un escenario internacional marcado por la incertidumbre económica y las tensiones geopolíticas. “Este mundo es cada vez más transaccional, donde los bloques se disputan cada vez más las hegemonías y alianzas (…) Todas las acciones de Estados Unidos generan una incertidumbre muy grande”, advierte. En ese contexto, considera clave que el país fortalezca su soberanía y asegura que «la Universidad es una de las instituciones que puede contribuir en eso».
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Héctor Cancela, docente de la Facultad de Ingenieria.
Foto: archivo Caras y Caretas
Miranda cree que el nuevo período de gobierno representa una coyuntura clave para que la Udelar asuma un rol de liderazgo en la articulación con otras instituciones universitarias del país en el entendido de que “ya no puede pensarse sola”. En esa línea, remarca la necesidad de revitalizar ámbitos de coordinación interinstitucional, como la Comisión Mixta ANEP-Udelar-UTEC, que “no fue utilizada en el último período, pero que necesariamente hay que retomar”.
A su vez, destaca que el proyecto del Poder Ejecutivo de crear la Universidad Nacional de la Educación (UNED) plantea un nuevo escenario que la Udelar “tiene que tener un rol de cooperación como socio mayor”, sin perder de vista su lugar histórico y su compromiso con los principios fundamentales del sistema universitario. Como otra oportunidad para la Udelar en el contexto actual, menciona la importancia de avanzar hacia una integración plena de los servicios asistenciales de la Universidad al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS).
Una de las claves de su propuesta es la revisión de la Ley Orgánica, aprobada en 1958, por considerar que “no refleja la realidad actual de la Universidad ni su proceso de crecimiento y descentralización”. Señaló que las nuevas facultades creadas tras la dictadura aún no tienen voto en el CDC, lo cual excluye a parte de la comunidad universitaria de la toma de decisiones. Propone la creación de nuevos niveles de cogobierno que acerquen las resoluciones del CDC a la realidad de las facultades, centros regionales y áreas disciplinares, lo cual, a su juicio, podría estimular la participación.
También se refirió a la necesidad de modificar la “ciudadanía universitaria”, ya que “hay personas que han hecho toda una trayectoria reconocida en la Universidad y por pertenecer a determinadas estructuras centrales no votan, mientras otras votan en más de un servicio porque, por ejemplo, egresaron de una institución y son docentes en otras”.
Otro de los ejes de su programa es reforzar la inclusión educativa, en particular a través del acompañamiento de trayectorias. Según afirmó, la Udelar debería profundizar su rol de apoyo desde el fin de la educación media hasta el egreso y la inserción laboral, con programas específicos que atiendan las condiciones de origen de los estudiantes, cada vez más provenientes de sectores socioeconómicos vulnerables. Miranda subrayó la necesidad de escalar experiencias piloto existentes como el programa de acompañamiento de ingreso con becas automáticas, y de generar mecanismos que faciliten tanto la permanencia como la salida de la universidad, incluyendo posibles vinculaciones con el mundo laboral o la carrera docente.
Planteó también fortalecer la carrera docente, no solo a través de una mejora en el reconocimiento salarial —llevando la unidad docente a al menos 20 horas—, sino también considerando las desigualdades derivadas de responsabilidades de cuidado y situaciones personales. En ese sentido, reclamó mayor articulación con políticas públicas y, en los casos en que el Estado no brinda respuestas, generar soluciones desde la propia Universidad.
Además, propuso impulsar una estrategia de “diplomacia científica” en coordinación con Cancillería, que permita vincular a la Universidad con uruguayos en el exterior, científicos o profesionales que puedan funcionar como nodos de colaboración internacional. A su entender, esto permitiría fortalecer proyectos conjuntos, transferencia de tecnología y nuevas oportunidades de desarrollo para el sistema universitario público.
Sobre la discusión en torno al reclamo del incremento presupuestal, expresó: “Es natural reclamar más recursos al Gobierno, pero también creo que hay asociaciones puntuales que podrían producirse en base a proyectos de política pública, de envergadura nacional, vinculados a problemas a de interés para el país, que lleven a la producción de investigación en base a temas específicos, como medio ambiente, agua, hidrógeno verde y matriz energética”.
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Fernando Miranda, decando de la Facultad de Artes.
Foto: archivo Caras y Caretas
Para Randall, dada la coyuntura actual, “necesitamos una universidad para el desarrollo”, así lo afirmó en conversación con este medio. Se imagina el desarrollo de una manera integral: un país que crezca económicamente, que incorpore ciencia y tecnología, que deje de ser puramente exportador de materias primas y commodities, y que tenga justicia social. “Necesitamos un país con una población educada que tenga acceso a bienes culturales de todo tipo. Una universidad para el desarrollo, sería una institución que logre contribuir con eso desde las distintas funciones que tiene”, reflexiona.
El programa de Randall se articula en torno a cuatro grandes discusiones estratégicas que, según afirma, deberán ocupar el próximo año de gestión. Estas líneas se asientan sobre una premisa inicial: la lucha por el incremento presupuestal de 300 millones de dólares aprobado por la Udelar. “Vamos a defender un presupuesto acordado de forma unánime, elaborado con una fuerte presencia de los órdenes y de los gremios y que su diseño estuvo liderado por el exrector Rodrigo Arim”. El candidato entiende que el incremento presupuestal es clave para revertir “problemas críticos” acumulados por años de retaceo, en particular en la última administración, que implicó “una reducción directa” de recursos, a lo que se sumó una expansión sostenida de la actividad institucional. “En los últimos 20 años hemos multiplicado por dos el número de estudiantes. La combinación de recursos insuficientes con el crecimiento de la actividad de la institución provocó problemas muy grandes como una relación docente-estudiante degradada, salarios docentes indignos y falta de funcionarios en áreas clave, además de una cobertura insuficiente de becas”.
El primer debate que plantea Randall está enfocado en construir un acuerdo interno sobre la Universidad que se quiere al 2050, en el entendido de que la falta de una visión estratégica compartida impide resolver adecuadamente los desafíos del presente. “Hoy tenemos 163.000 estudiantes. ¿Queremos ser una universidad de 300.000 en 25 años? ¿Cómo vamos a organizarnos?”.
La segunda discusión que proyecta se refiere a la reforma de la Ley Orgánica, un tema que —aclara— no se pretende imponer, sino discutir ampliamente. Argumenta que hoy un tercio de los servicios no tienen representación en el CDC y que 25.000 estudiantes del interior no podrán votar al rector por restricciones legales. “Tenemos un déficit en la participación democrática, no porque la gente no quiera, sino porque se lo impide la ley”, afirma. Además, propone mayor autonomía para los Centros Universitarios Regionales (Cenures) y la posibilidad de generar estructuras intermedias que permitan avanzar hacia “una Universidad más integrada y coherente, más allá de la lógica particular de cada facultad”.
El tercer debate se refiere a mejorar las condiciones de vida y desarrollo dentro de la Universidad, en sus palabras, “una universidad más vivible donde la gente se pueda desarrollar plenamente”. Para ello, propone acordar un código de conducta institucional que delimite con claridad lo permitido y lo no permitido dentro de la institución, así como criterios de evaluación académica más transparentes y funcionales. “La evaluación actual tal cual se hace tiene grandes problemas, eso es un consenso”, sostiene, e insiste en que es momento de pasar del diagnóstico a la implementación de una política clara sobre este tema.
Como cuarto eje propone una estrategia que denomina “consolidación crítica”, orientada al fortalecimiento de las acciones que la Universidad ya viene llevando adelante. “Debemos pasar a una fase de consolidación más que de inaugurar cosas nuevas”, dice, aunque aclara que eso no implica mantener todo tal cual está, sino revisar críticamente las acciones actuales para decidir cuáles deben fortalecerse, reformularse o incluso eliminarse.
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Gregory Randall, docente de la Facultad de Ingenieria.
Foto: archivo Caras y Caretas
Wschebor considera que “Uruguay necesita más de una universidad pública” y ve como “un problema” que el sistema de educación superior público esté, en gran proporción, concentrado en una única institución. “Para crear nuevas instituciones se necesita una mayoría especial en el Parlamento. El problema es que la izquierda solo quiere crear nuevas instituciones de educación superior si son cogobernadas y la derecha solo quiere crear instituciones que no sean cogobernadas. El resultado es que no se crean instituciones cuando el país las necesita”. Ante este escenario, propone una alternativa: “Aprovechar el ente autónomo Universidad de la República, y que en el marco del mismo ente haya varias universidades”. Para ilustrar esta idea, puso como ejemplo a la Universidad de California, “un conjunto de diez universidades públicas muy prestigiosas, coordinadas entre sí, pero que funcionan con amplia autonomía”.
De acuerdo al docente, con más de 165.000 estudiantes, 10.000 docentes y 5000 funcionarios, la magnitud de la institución dificulta una gestión eficiente, cumplir con los estándares de calidad y un cogobierno cercano. “Hoy en día la gente no tiene ni idea de lo que se discute en el Consejo Directivo Central”, afirma, y agrega que “la situación de gobernanza de la Universidad no permite tratar con profundidad los problemas de gran envergadura, porque estamos subsumidos en una complejidad infinita del sistema. Este tipo de cambios requieren modificaciones en la Ley Orgánica”.
El candidato asegura que hay “diversos motivos” para reformar la Ley Orgánica, como corregir las inequidades de representación. Su planteo es agrupar las unidades académicas en universidades de menor escala, todas con representación plena, y que éstas se coordinen mediante un consejo de rectores.
También tiene diferentes propuestas para el quehacer universitario cotidiano. Entre ellas, destacó reducir “la excesiva carga administrativa que pesa en los hombros de los docentes, quienes invierten un volumen de tiempo desmedido en hacer informes de diversa índole, unos parecidos a los otros”. A modo de ejemplo, menciona el sistema de evaluación que, según advierte, consume tiempo y energía tanto de docentes como de evaluadores debido a la superposición de informes similares exigidos por diferentes organismos: para la renovación de cargos, los regímenes de dedicación total, proyectos de investigación o seguimiento de estudiantes de posgrado. “Para evaluar mejor tenemos que evaluar menos”.
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Nicolás Swchebor, docente de la Facultad de Ingenieria.
Foto: cedida a Caras y Caretas
Respecto a la formación de posgrado, el candidato propone duplicar las becas disponibles en un plazo de cinco años, con el objetivo de descomprimir la carga docente y permitir que los docentes completen sus estudios. Sugiere también facilitar el ingreso al régimen de dedicación total y crear un fondo de estabilidad laboral que brinde continuidad a quienes están en procesos de evaluación o de transición entre regímenes. “Esta propuesta responde a una de las preocupaciones grandes que tienen los grados bajos de la Universidad de la República, que tienen mucha inestabilidad laboral. Cuando las personas están en proceso de evaluación, no tendrían que estar todo el tiempo pensando si llegan a fin de mes”.
Para finalizar, reconoció que “defender el presupuesto” va a ser la principal tarea del rector que sea electo, ya que actualmente es “totalmente insuficiente”. Y concluyó: “No podemos pretender tener un desarrollo significativo para nuestro país con este nivel de recursos. Tenemos argumentos para convencer a las autoridades de la importancia estratégica de la inversión”.
Escrito por hiperactivafm
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