La cara que la Luna muestra a la Tierra es muy
diferente de la que esconde en su lado oculto y la razón de estas diferencias
es un misterio. Ahora, un equipo científico señala que una de las explicaciones
podría ser un impacto gigante hace miles de millones de años cerca del polo sur
del satélite terrestre.

La cara visible está dominada por los
«mares lunares», los vastos restos de color oscuro de antiguos flujos
de lava. En cambio, en la cara oculta no existen casi estos mares y es mucho
más accidentada.

Según el estudio que ahora publica la revista
Science Advances, el impacto de un objeto que formó la gigantesca cuenca del
Polo Sur-Aitken (SPA) de la Luna está detrás de estas diferencias; el impacto
habría creado un enorme penacho de calor que se propagó por el interior lunar.

Ese penacho habría transportado ciertos
materiales -un conjunto de elementos productores de calor y de tierras raras- a
la cara visible de la Luna y esa concentración de elementos habría contribuido
al vulcanismo que creó las llanuras volcánicas del lado más cercano.

«Sabemos que los grandes impactos, como
el que formó SPA, generan mucho calor», explica en un comunicado Matt
Jones, de la Universidad de Brown y autor principal del estudio, pero «la cuestión
es cómo afecta ese calor a la dinámica interior de la Luna».

«Lo que mostramos es que, bajo cualquier
condición plausible en el momento en que se formó la cuenca Aitken, esta acaba
concentrando estos elementos productores de calor en la cara visible. Creemos
que esto pudo contribuir a la fusión del manto que produjo los flujos de lava
que vemos en la superficie», señala Jones.

Los investigadores realizaron simulaciones por
ordenador de cómo el calor generado por un impacto gigante alteraría los patrones
de convección en el interior de la Luna, y cómo eso podría redistribuir un tipo
de material en el manto lunar.

Los modelos del interior lunar sugieren que
debería haber estado distribuido más o menos uniformemente bajo la superficie,
pero este nuevo modelo muestra que la distribución uniforme se vería alterada
por el penacho de calor del impacto en la cuenca Aitken.

Las diferencias entre la cara visible y oculta
de la Luna fueron reveladas por primera vez en la década de 1960 por las
misiones soviéticas Luna y el programa estadounidense Apolo.

Aunque las diferencias en los depósitos
volcánicos son evidentes, las futuras misiones revelarán también diferencias en
la composición geoquímica, señalan los autores.

EFE





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