Un país de la UE no da la bienvenida a Limp Bizkit por la postura ‘prorrusa’ de su líder

Los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Cultura de Estonia han manifestado su firme oposición al concierto previsto para el año que viene de la banda estadounidense de nu metal Limp Bizkit, acusando a su líder, Fred Durst, de supuestamente haber hecho comentarios prorrusos durante el tiempo que estuvo casado con una mujer nacida en Crimea, reporta ERR.

Este viernes, los organizadores de conciertos anunciaron que la banda actuaría en un recinto al aire libre en Tallin el año que viene, lo que provocó indignación inmediata por parte del Gobierno estonio.

Desde la Cancillería del país recordaron que Durst estuvo casado durante algunos años con una mujer rusa, nacida en Crimea, y apoyó la reunificación de la península con el país euroasiático, describiendo al presidente Vladímir Putin como «un hombre con firmes principios morales» y expresando su deseo de residir en Crimea. Además, durante una gira por Rusia en 2015, le tomaron una foto desenvolviendo una pancarta que le entregó un fan que decía: «Rusia = Crimea».

Según el Ministerio de Exteriores del país báltico, quienes no apoyan plenamente «la integridad territorial» de Ucrania «no tienen cabida en Estonia ni en el espacio cultural estonio». Por su parte, el Ministerio de Cultura se puso en contacto con los organizadores para informarles de que es «intolerable» que ese tipo de personas actuaran en Estonia, según la portavoz Liisi Rohtung.

Ante ello, los organizadores del concierto sugirieron que el cantante podría haber estado viviendo en un «espacio informativo distorsionado» durante su matrimonio, entre 2012 y 2018. «Los artistas suelen dirigirse a su público internacional en las redes sociales, por lo que, en nuestra opinión, no hay problema si Limp Bizkit lo ha hecho, entre otras cosas, con el público ruso durante los últimos diez años», sostuvieron, agregando que el concierto se acordó sobre la base de que ni la banda ni el propio Durst habían realizado discursos políticos desde 2015.

En los últimos años, Estonia, junto con Letonia y Lituania, ha adoptado posturas cada vez más confrontativas hacia Rusia y se ha alineado estrechamente con Kiev. Moscú ha calificado repetidamente de «rusófoba» la estrategia de línea dura seguida por los países bálticos.