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“Una especie de Gandhi que enarboló y colgó la metralleta”: Sanguinetti por “mito” Mujica

todaymayo 18, 2025

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Montevideo Portal

El expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti escribió una columna de opinión para el diario El País este domingo, a días de la muerte del expresidente José Mujica, con el que confesó fueron “enemigos, luego adversarios políticos y finalmente colegas amistosos”.

En su nota, comienza trazando un paralelismo entre sus dos abuelos, y él y Mujica. Cuenta que los padres de sus padres estuvieron en bandos opuestos en la batalla de Tupambaé entre blancos y colorados (junio de 1904) y, tras el episodio, no quisieron hablar de la guerra.

“Cuando la Toma de Pando, el 8 de octubre de 1969, donde hubo cinco muertos, el secuestro de Pereira Reverbel o el trágico 14 de abril, por ahí andaba Mujica, mientras yo era ministro de los gobiernos constitucionales de la época. Eran nuestros ‘enemigos’ y si no estábamos en las armas, sí lo estábamos, con enorme pasión y convicción, tratando de explicar que esa guerrilla nos arrastraba a un desastre, como ocurrió. Por entonces, por supuesto, no nos conocíamos. Así es la vida”, recordó.

Entonces dijo que, como sus abuelos, que “en la época de los fusiles nada los vinculaba”: “En los últimos años con Mujica nos reconocimos”. “Fue para ayudar a que el país mantenga la discusión política en el terreno respetuoso de la vida republicana. Tampoco entre nosotros hablábamos de los balazos, la sangre o las medidas de seguridad y el estado de guerra”, reveló.

Tras esto, recordó que tanto él como el líder del MPP recibieron reproches de los suyos por el vínculo amistoso mutuo. “Reconozco que no pocos me han hecho sentir su discrepancia por ‘andar con ese viejo tupamaro que tanto daño hizo’”, rememoró.

“A todos les hemos respondido igual: la paz no se hace con los propios sino con los enemigos. Y si esa paz se hace de buena fe, el respeto hasta puede parecerse mucho a la amistad”, planteó y dijo que “en lo personal” esta última fue “una etapa interesante”.

Así, enumeró el retiro juntos del Senado, la participación en un libro de diálogos, escrito por Gabriel Pereyra y Alejandro Ferreiro, y el haber compartido el evento por los 40 años de democracia el pasado 27 de marzo en la casa del Partido Colorado.

“Y allí fue, proclamó una vez más que era blanco, pero hasta Batlle y Ordóñez, en quien reconocía algo tan grande como Artigas y que estaba allí para rendirle homenaje. Le contestó con bonhomía a una señora que aludió a los militares presos, condenados sin pruebas que los incriminen. Personalmente espero que quienes hablan de su legado también reconozcan que en ese terreno él quería por lo menos aliviar las condiciones de prisión de esa gente”, consideró.

El análisis de Sanguinetti luego se planteó entre el “Mujica real” y el “mito universal”. Y, en este sentido, relató la “extravagancia” de la figura política que llegó al Parlamento en 1995 en “motoneta” y con “pantalones vaqueros”, con un “lunfardo” y “agudeza” particular.

Para el colorado, “la presidencia de Mujica fue más imagen que realidad”.

“Así fue creciendo el mito, despegado de los hechos y las ideas. Su discurso no caminaba por la ideología. Tanto que elogiaba a Adam Smith, el patriarca del liberalismo filosófico, y poco invocaba a Marx o a Mao, pese a que a ellos se les atribuía la inspiración de la guerrilla que había integrado. Abjuraba del consumismo tanto como del comunismo”, indicó.

Tras esto, Sanguinetti lanzó: “Mujica fue un blanco ‘que se fue a las cuchillas’, como se decía en su tiempo a quienes dejaban sus familias para sumarse a las huestes saravistas que enfrentaban al Estado”.

Lo afirmó por la “rebeldía blanca histórica” del expresidente frenteamplista. “Y desde esa plataforma, si se quiere anacrónica, se expandió un fenómeno de comunicación. A sus frases, de entonación popular, se las vio como una filosofía humanística, comprensible para ese ciudadano de nuestro tiempo, desconcertado ante la avalancha de los cambios”, concedió.

Por último, reconoció que “los mitos son los mitos” y, en este sentido, consideró que “analizar a Mujica como gobernante no llevará lejos a quienes lo intenten”. “Nada más fascinante, sin embargo, que pesquisar las misteriosas claves de la construcción espontánea de ese ícono de la austeridad, de la pobreza, de la fraternidad… una especie de Gandhi que enarboló y colgó la metralleta”, expresó.

“Como ya va dicho, fuimos enemigos, luego adversarios políticos y finalmente colegas amistosos. Lo vivimos, lo sentimos, como el mejor final”, finalizó.

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Escrito por hiperactivafm


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